Estoy sentada en mi cama. Es mi fiesta de cumpleaños y mis ojos están delineados en su contorno, oscuros y profundos. Estoy contenta, rodeada de mis mejores amigos, una chica hermosa se sienta a mi lado y nos besamos. Se ríe, nos reímos. Entonces aparece la chica payaso, es divina, graciosa, llena de colores y se mueve al ritmo del aire, contorsiona su cuerpo dibujando sonidos en el tiempo. Me levanto y la fiesta de besos continúa a mi alrededor. Una súbita vergüenza me aprieta el corazón y me encierro en un cuarto. Afuera mis amigos esperan con dulzura y colocan uno a unos pequeños bocadillos artísticos en franca ofrenda hacia mi persona. Anonadada por el amor, salgo de mi escondite y sonrío. La chica payaso da un par de saltos en el aire y despierto. Esta vez, de nuevo, sonriendo.
Justina
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